PANDEMIC COMMUNITY
COMUNIDAD PANDEMICA
Pandemic Community / Comunidad Pandémica es la tercera exposición de una trilogía de propuestas de arte público transmedia participativo de conexión comunitaria. A raíz de la pandemia producida por la COVID-19 comisarié el proyecto Pandemic House / Hogar Pandémico en el año 2020, la primera experiencia artística poliédrica y multidisciplinar de conexión virtual a través del hogar, producida en el marco del confinamiento en España (15 de marzo de 2020 – 21 de junio de 2020).
Haciendo referencia al proyecto Womenhouse, Pandemic House proponía la creación de una casa común a partir del entorno empírico y personal de cada uno de los miembros del colectivo Tácticas Pandémicas, subrayando la clausura social y la importancia del ámbito doméstico.
En 2021 se presentó la segunda exposición, Pandemic City / Ciudad Pandémica, un proyecto que, en el contexto online de la pandemia, buscaba articular un debate en torno a los cambios acaecidos en el espacio público de la ciudad, subrayando aquellos espacios abiertos que trazan nexos de unión entre sí en las áreas urbanas. Esta exposición incluía un primer glosario de términos en relación a la pandemia y la nueva situación social en torno al territorio y sus interrelaciones interior-exterior; global-local; y personal-político.
En esta tercera exposición Pandemic Community / Comunidad Pandémica, se pone énfasis en la propia comunidad online e híbrida. Hoy día, la presencia en los espacios tanto exteriores como interiores se entremezcla con los nuevos entornos virtuales gracias a las plataformas online (Teams, Meet, Zoom, etc). Estas nos permiten desarrollar un arte de conexión comunitaria, interrelacionado con las cuestiones fundamentales que emergen en la esfera pública más actual, donde la tercera fase de la pandemia ha llegado a Europa, con la consecuente apertura de medidas. En este contexto se sitúan las principales propuestas expositivas de las personas artistas emergentes seleccionadas, sumando a ellas la colaboración de artistas invitados de reconocido prestigio internacional, provenientes del contexto artístico latinoamericano (México, Colombia, Chile y Brasil). Son en total treinta y ocho artistas que han trabajado de forma individual y/o colectiva, algunas de forma ex profeso para esta exposición y otras mediante aportaciones de sus obras concebidas previamente, adaptadas a una o varias de las secciones propuestas.
Conceptos
En un momento en que nos encontramos con un “nuevo planeta” debido a la presencia de una nueva enfermedad que ha alterado por completo todas las esferas de la vida humana, algunas personas epidemiólogas prefieren pensar que se trata de una cuestión pasajera mientras que otras abogan por considerar la situación desde la perspectiva de la “nueva normalidad”, a la que se irán sumando nuevos virus, zoonosis, variantes y mutaciones. En este sentido, la organización Our World in Data se encarga de recopilar los datos de la evolución de la pandemia en el mundo y visualizarlos tanto por casos como por muertes en función de la población, sin ir más allá de los datos cuantitativos. Sin embargo, como sabemos, el propio concepto de comunidad se está viendo afectado por esta pandemia, que desestructura familias enteras, pueblos y comunidades, sobre todo aquellas con menos recursos, las más pobres. Ejemplo de ello son los Yanomamis, la comunidad indígena de la Amazonía en Brasil, a quienes la pandemia ha causado ya más de 70.000 muertos.
Esta exposición Pandemic Community, no es una reflexión sobre la pandemia en sí misma sino sobre las consecuencias principales que han quedado implícitamente reforzadas a consecuencia de esta y que implican fundamentalmente las cadenas de cuidados, la ciudad, el territorio, la naturaleza, los recursos, la economía, y las nuevas tecnologías de producción y comunicación. Siguiendo este espíritu, se han formulado seis apartados como temas principales del proyecto, que abarcan los siguientes secciones-conceptos en relación a la esfera pública y privada:
1. La inmunidad
2. Los mapas
3. El consumo
4. El planeta
5. La interseccionalidad
6. Las redes
La inmunidad se define como un estado de resistencia, natural o adquirida, que poseen ciertos individuos o especies frente a determinadas acciones patógenas de microorganismos o sustancias extrañas. Este término ha ido adquiriendo relevancia más allá de los campos científicos de la biología y la medicina para concretarse en un debate filosófico, según lo interpreta el reconocido autor italiano, especialista en filosofía moral y política Roberto Espósito. Desde sus teorías anticipatorias, la “comunidad, la inmunidad y la biopolítica son los términos que indican la clausura del léxico político moderno en una época que se desplaza mucho más allá de sus límites. También son palabras que inauguran un nuevo modo de pensar la política en el momento que más interpela a la vida, entendida en su dimensión biológica.”
En este sentido, cabe entender la propia vida como sujeto político y ya no como objeto, en un análisis que pone a la comunidad y el bien común en el punto de mira, y a la colectividad como forma ineludible para alcanzar esta “inmunidad”.
Si bien el término inmune es sinónimo de invulnerable, y la propia inmunidad se conceptualiza como un proceso o estado que combate las enfermedades para su superación, la inmunidad puede ser entendida también de forma colectiva bajo el paraguas de Espósito, quien nos da las claves para interpretar la necesidad de generar una protección intercomunitaria en la sociedad globalizada. A tenor de las pandemias, las guerras y las desigualdades sociales, se plantearía una inmunidad social donde la propia comunidad estaría mediada por la vida.
Como iniciación a esta propuesta que abarca el desarrollo artístico a partir del concepto de inmunidad se realizó un taller coordinado por la Plataforma de acción e investigación artística Idensitat mediante la participación de la gestora cultural Roser Colomar Palazón, desarrollando proyectos de creación contemporánea emergentes que supusieron el pistoletazo de inicio del proyecto. A este respecto se puede consultar el artículo de Roser Colomar en: TALLER. Inmunidad – Comnidad. También en años anteriores se habían desarrollado otras temáticas mediante colaboraciones conjuntas, como es el caso de la publicación editada por Roser Colomar y yo misma y titulada Estéticas transversales. Ecosistemas de Ficción: On està l’aigua de València (2021); así como la colaboración llevada a cabo conjuntamente con Chema Segovia en el taller y publicación titulada Tácticas Públicas 05 / Leisure Ecosystems – Ecosistemas del Ocio (2019). Algunos de los resultados de este proyecto titulado Estéticas transversales. Ecosistemas del Ocio, fueron mostrados en formato documental en el Centre del Carme CCCC de Valencia, España.
Los mapas constituyen la siguiente parada en nuestro recorrido conceptual. No cabe lugar a duda de que la cartografía ha supuesto la herramienta por antonomasia para la observación, construcción y delimitación del mundo y sus fronteras. Si bien los mapas son iniciados con el propósito de conocer el mundo, apoyados sobre teorías filosóficas, estos instrumentos constituyen hoy día una fuente importante de información y una gran parte de la actividad humana está relacionada, de una u otra forma, con la cartografía, donde los mapas se apoyan también en herramientas tecnológicas como son las geolocalizaciones. El mapa, como representación gráfica simplificada de un territorio, implica cuestiones geográficas y biopolíticas.
Sandra Sáenz-López, comisaria de las exposiciones «Marginalia in cARTography» en el Chazen Museum of Art in Madison (Wisconsin, USA) y «Cartografías de lo desconocido. Mapas en la BNE«, ha señalado certeramente que “detrás de un cartógrafo está lo que hoy consideramos un pintor”.
En este contexto, es imprescindible subrayar la obra precursora América Invertida del artista uruguayo Joaquín Torres García; un dibujo a pluma y tinta de 1943 donde América del Sur está orientada con el sur en la parte superior, poniendo el énfasis en las culturas indígenas americanas y convirtiéndose en precursor de las nuevas “Epistemologías del sur” mediante su manifiesto sobre la “Escuela del Sur”. Esta escuela afirma que su norte -la propia cultura del artista- es el sur, por lo que Torres García quiere situarlo donde le corresponde mediante un giro físico-epistemológico. Precisamente en nuestra exposición, Comunidad Pandémica, encontramos la obra de la artista colombiana Salomé Rodríguez, quien parte de este imperialismo cultural para deconstruirlo a partir de la pandemia en su obra titulada Sin Orden (2019-2020).
Pandemic Community abarca las nuevas cartografías que se están generando a nivel global, trazadas mediante diarios, mapas mentales, y mapas psicosociales a través de un arte híbrido y participativo que van más allá de las fronteras, de los aspectos históricos o estadísticos, sumando también cuestiones etnográficas. Mediante tácticas de mapeado se ha rastreado la esfera pública y la esfera privada para dar cuenta de los procesos de transformación de nuestro territorio local y de nuestro planeta tierra global. Precisamente a partir del mapeado surge la exploración de los dos siguientes conceptos ineludibles en nuestra comunidad pandémica: el consumo y su rela-
ción con el propio planeta.
Es pertinente en este contexto, hacer referencia a la crítica de arte y profesora en la Universitat de Barcelona (UB) Ana María Guasch, quien ha realizado varios estudios contemporáneos fundamentales sobre el concepto de archivo, mapa y cartografía. En especial cabe destacar la publicación titulada Cartografía crítica del arte y la visualidad en la era global (Ana María Guasch y Nasheli Jiménez del Val, Eds., 2014), en la que también contribuyó personalmente como investigadora con el capítulo “Towards a Socio-Political Ethics of Art and Technology in the Era of Globalization. Fighting Gender Violence in the Public Sphere” (pp. 215-242); asimismo, sobresale el libro completo de Ana María Guash El arte en la era de lo global, 1989-2015.
El consumo desmesurado se fomenta a través de la sociedad capitalista globalizada que se inocula en la sangre de niñas y adolescentes primermundistas, mientras la pobreza campa cada vez más a sus anchas. Desde la infancia, la publicidad promueve la necesidad de objetos materiales para la satisfacción de necesidades creadas, lo cual produce al mismo tiempo conductas adictivas (compras compulsivas; uso compulsivo de tecnologías y redes sociales; videojuegos; ludopatía; adicción al trabajo, etc.) y uso de sustancias (adicción a sustancias legales e ilegales, drogas y medicamentos).
Cuando la sociedad habla de beneficio se refiere al consumo como forma de vida dentro del pensamiento único y cuando el consumo supone un problema, se le califica como enfermedad. La ciudad es el máximo exponente de las nuevas y antiguas adicciones, ya que por su idiosincrasia, favorece la aglomeración de personas, las diferencias y las grandes superficies de ocio programado.
El arte siempre se ha hecho eco de la sociedad de consumo, como lo expone la célebre obra Mierda de artista (1961) del artista conceptual italiano Piero Manzoni.
Asimismo, el pop art, cuyo máximo exponente es Andy Warhol y su “cultura de la máquina” dejó claro ya en los años 60’ que «en el futuro todo el mundo será famoso durante 15 minutos», vaticinando con sus teorías la actual influencia de los medios de comunicación y las redes sociales. También con sus pinturas de Latas de sopa Campbell (1962) el artista ponía en evidencia un consumo de materias procesadas desvinculadas totalmente de la naturaleza, así como la importancia de la marca como logotipo y firma de las grandes multinacionales emergentes que más tarde criticaría Naomi Klein en su famoso libro No Logo (2000).
El planeta, por antonomasia, se refiere a la Tierra; ese cuerpo celeste sin luz propia que gira alrededor del Sol. Dentro del planeta nos encontramos con la naturaleza y, por otro lado, los ecosistemas, cuyas comunidades de seres vivos nos relacionamos entre nosotras.
Los seres humanos -especialmente primermundistas- hemos transformado nuestra relación con el planeta en nombre del progreso, a partir de la “ciencia”, fomentando el consumo indiscriminado de energías y materias, y dando lugar a la actual emergencia climática. Desde Naciones Unidas se denuncia que cada año 11 millones de toneladas de plástico acaban en los océanos, provocando una crisis que no se resuelve con el reciclaje y que aniquila especies y ecosistemas enteros.
La exposición Comunidad Pandémica parte del ecologismo en defensa de la naturaleza y de la preservación del medio ambiente, donde el tejido social urbano comienza a defender sus huertos, playas y ecosistemas naturales. Asimismo, el movimiento ecofeminista se manifiesta en una reivindicación del ecosistema natural, como lo hacen colectivos recientes como Madres por el Clima, y exposiciones como la comisariada por la artista Mar Caldas, en la que he tenido el placer de participar recientemente, titulada #ArtDonesEnMoviment #ArteyMujeresEnMovimiento (2022). En su texto curatorial “Nuestra Matria tiene voz de mujer”, Caldas reivindica las labores, la voz y las genealogías femeninas mediante un ejercicio ampliado del maternaje, así como lo ha reivindicado la antropóloga, ingeniera y activista, Yayo Herrero, quien afirma que “no hay economía ni tecnología ni política ni sociedad sin naturaleza y sin cuidados.”
Si bien los ODS adoptados el 25 de septiembre de 2015 por la ONU -aprobando la Agenda 2030 sobre el Desarrollo Sostenible– son objetivos globales para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todas las comunidades, se ha puesto en evidencia que para alcanzar estas metas, son el sector privado, los gobiernos, y la sociedad civil quienes tenemos que actuar. Por ello, esta exposición toma consciencia de las carencias y de las emergencias planetarias globales y locales, intentando reflexionar sobre nuestra condición humana desde los cuidados del propio planeta tierra. Como soluciones y claves comunitarias se plantean dos aspectos fundamentales mediante los que trabajar: la interseccionalidad y la creación de redes.
La interseccionalidad es una herramienta analítica que reconoce las desigualdades sistémicas, configuradas a partir de la superposición de diferentes factores sociales como el género, la etnia y la clase social. La visión interseccional pretende superar desigualdades y estereotipos, y se enfrenta también a todo tipo de barreras, como son las guerras, las migraciones, la pobreza y la violencia de género. En nuestra publicación Lenguaje no sexista ¿Lo utilizas? (2019), Eulalia Lledó Cunill, doctora en filología románica y pionera en la utilización del lenguaje no sexista -siendo autora de la primera guía en España sobre el tratamiento de la violencia de género y los medios de comunicación- colabora con el alumnado de grado en Bellas Artes para reflexionar sobre el uso discriminatorio del lenguaje en su artículo: “Feministas analfabetas y radicalmente locas”. La utilización del lenguaje es, efectivamente, un factor educativo crucial para la consecución de la igualdad.
La identidad política es una forma de identidad social comunitaria que marca la pertenencia a ciertos grupos que tienen en común una lucha por alguna forma de poder. Sobre ello reflexionamos a través de la práctica de artistas emergentes, todavía en un contexto pre pandémico, en la exposición Kapital 03 / Biotopo(s) e Identidades Políticas (2019).
Asimismo, la exposición Women in Work. Mujer, Arte y Trabajo en la globalización, comisariada por mi entre 2017 y 2018, presenta una revisión de algunas prácticas artísticas desde los años noventa en España y a nivel internacional donde abarcamos las brechas de género y el techo de cristal desde el activismo feminista. En la muestra participó la Colectiva de Arte y Educación chilena Ser & Gráfica, presente en la actual exposición Pandemic Community, donde estas artistas activistas, al igual que entonces, subrayan la identidad política de las mujeres en relación a su entorno y sus principales luchas sociales.
El feminismo se ha dedicado históricamente a la lucha por la igualdad y Dona Haraway nos ha proporcionado las claves para un conocimiento situado a modo de una crítica a lo global homogéneo en Ciencia, cyborgs y mujeres: la reinvención de la naturaleza (Ediciones Cátedra, Madrid, 1995). Precisamente, la tecnología y las redes sociales construyen también nuestras identidades, por lo que es necesario aplicar una perspectiva de género en relación a todos los aspectos comunitarios y especialmente a la educación, que es la fuente de conocimiento para las futuras generaciones.
En nuestro proyecto se fomentan valores que no están en alza, como son la sostenibilidad, la solidaridad, la lucha por los derechos humanos, y la lucha contra la violencia de género. Precisamente, esta lucha feminista ha sido un Leitmotiv fundamental en toda mi trayectoria como comisaria, donde destaca la dirección y fundación desde 2009, de la Plataforma contra la Violencia de Género ACVG de artistas españolas y latinoamericanas.
Asimismo, en 2012 comisarié la exposición In-Out House. Circuitos de género y violencia en la era tecnológica, con 48 artistas españolas y latinoamericanas entre las que se encontraba la obra de la artista mexicana Lorena Wolffer; la artista guatemalteca Regina José Galindo; y la artista catalana Nuria Güell, y que contó con textos, también entre otros, de la filósofa, crítica de arte y comisaria Rocío de la Villa, así como de Juan Vicente Aliaga, comisario e investigador docente en la UPV.
Más recientemente he publicado como editora el libro Arte y Activismo contra la violencia de género (Brumaria 2020), que recoge una serie de aportaciones de artistas y teóricas en el campo del arte y la crítica del arte en colaboración con la Asociación ALANNA, una entidad sin ánimo de lucro creada en el año 2002, con el objetivo primordial de lograr una sociedad igualitaria y la inclusión de mujeres en situación de grave vulnerabilidad.
En esta línea genealógica, la exposición Pandemic Community plantea diversos proyectos relacionados directamente con la lucha contra la violencia de género, conscientes de que esta, nuestra comunidad post pandémica, requiere de estas formas de “inmunidad comunitaria”.
Las redes, por último, tratan de la forma de comunicar mediante la interacción coordinada y recíproca de emisores y receptores a través de los lugares que habitamos. Estas se configuran a partir de las diferentes perspectivas y medios, dando lugar a un sistema social comunitario de valores y normas que regulan las convenciones y discursos de poder preestablecidos tanto en las ciudades, como en los barrios, así como en los espacios virtuales y el metaverso.
En este sentido cabe destacar uno de los estudios más recientes sobre el arte en red editado por Laura Baigorri y Pedro Ortuño y publicado por la Editorial Dykinson, SL. (Madrid, 2021). Bajo el título Cuerpos conectados. Arte, identidad y autorrepresentación en la sociedad transmedia, se muestran una serie de obras artísticas y textos críticos que analizan esta nueva condición comunicativa necesariamente tecnológica. En concreto, el capítulo titulado Identidad, violencia de género y activismo feminista en el arte transmedia. El vídeo diario y el diario digital (pp. 153-163), es un estudio sobre los proyectos de las artistas gemelas Art Al Quadrat, yo misma como artista; la artista Elisabeth Merino Alday y la artista Lorena Wolffer, donde nuestra práctica artística apuesta por la prolongación de la tradición oral a través de las tecnologías de la comunicación y los nuevos formatos multimedia.
En el contexto del proyecto expositivo Comunidad Pandémica, nuestra colectiva de artistas está formada por un tejido de personas profesionales y emergentes que se han unido a través de las redes de forma presencial, híbrida u online para defender intereses comunes. En especial, las asociaciones y colectivos pueden tener un poder transformador, al trabajar de forma interconectada y participativa. Asimismo, las nuevas tecnologías e internet nos permiten la creación de nodos, que son redes no jerárquicas. En este sentido cabe destacar el trabajo de la Colectiva Portal de Igualdad que trabaja desde 2020 por el cumplimiento de la Ley de Igualdad en España, en concreto en el contexto museal, y de la que soy miembro fundadora, junto con la escritora, filósofa y crítica de arte, Amparo Zacarés Pamblanco y la catedrática de estética y teoría de las artes, así como Directora del Museo de arte contemporáneo Vicente Aguilera Cerni de Vilafamés MACVAC, Rosalía Torrent, entre otras mujeres y varones. La curadora y artista investigadora Lilián Amaral, presente en esta exposición, pertenece asimismo a esta Colectiva Portal de Igualdad. Ella es la Líder del Colectivo investigativo Holos (Brasil), que al igual que la Colectiva de Arte y Educación Ser & Gráfica (Chile); y el grupo Las Andariegas especializadas en videojuegos (Colombia), y presentes en esta exposición, apuestan por un trabajo no jerárquico, comunitario y nodal, que va más allá de la creación artística para situarse en un campo híbrido entre la investigación y el activismo social.
Hoy en día, las RR.SS. son en su mayoría multimodales, ya que en ellas se dan varios tipos de actores. En nuestro caso, en esta exposición Pandemic Community hemos querido generar un contexto de red híbrida multimodal y de carácter transnacional, donde nos encontramos con artistas provenientes de distintos países, edades, sexos, así como también distintas trayectorias.
En el proyecto Pandemic Community han participado un total de ocho artistas emergentes de distintas nacionalidades: Marina Osca i Redón (España); Paula Navarro Pérez (España); Alejandro Nehru Martínez Richart (España); Miguel Ángel Tudela (España); Sabrina Ayelen Fonseca (Argentina); Sandra Jover Ruano (España); Irene Monje Martínez (España); y Lucas Selezio de Souza (Brasil).
Todas ellas tienen en común el hecho de haber cursado la asignatura “Tácticas de intervención del arte público” conducente a la Graduación en Producción Artística, en la Facultad de Bellas Artes (UPV), y de haber trabajado de forma prolongada durante más de tres meses en este proyecto comunitario. De esta forma, se ha realizado una selección de cada artista, que ha aportado una obra en alguno o varios de los seis apartados propuestos, haciendo hincapié en su interconexión comunitaria y en su trabajo en red. Si bien no es posible hacer mención de todos los trabajos expuestos, en este texto nombraré aquellos que ofrecen una visión de conjunto de algunas de las secciones en las que se presenta un discurso multidisciplinar, polifónico y de corte reivindicativo.
Comenzando por una visión que va de lo local a lo global encontramos el trabajo de Sandra Jover Ruano quien ha elegido desdoblar su preocupación por la especulación y el territorio en todas las secciones de la exposición. De esta forma, en su proyecto titulado COL – lectiu, se trata de una serie de collages y transferencias con disolvente sobre papel donde ya se establece un diálogo entre el paisaje natural y lo urbano, haciendo una crítica a la modernización y su consecuente especulación mediante el caso concreto del campo de fútbol Nou Mestalla de Valencia. Este estadio de fútbol se encuentra inacabado desde hace diez y seis años por falta de financiación, lo que ha destruido el terreno fértil de la huerta valenciana así como el tejido social de la zona en contra de la propia ciudadanía.
También en su obra COR-NER, una intervención con cal sobre las acequias de la huerta valenciana, la artista parte de las mismas premisas para deconstruir los límites del “estadio” de fútbol, rompiendo con los mandatos del poder y de la sociedad del ocio inmersa en la economía capitalista, mediante un registro fotográfico y audiovisual.
El artista brasileño Lucas Selezio de Souza ha trabajado también a partir de los límites en su sentido de frontera. El desplazamiento como marca de vida está presente en todos sus proyectos, en los que abarca también los desplazamientos forzosos, como son las migraciones. Desplazamientos. Habitar lo intangible (2022), es una instalación que surge de su investigación en torno a los materiales de construcción y las relaciones entre moda, arquitectura y escultura, donde se basa en las teorías eclécticas del arquitecto alemán del siglo XIX, Gottfried Semper y especialmente en su obra en Los cuatro elementos de la arquitectura. Aquí el desplazamiento va ligado al asentamiento, reflexionando en torno a la condición nómada del ser humano.
El artista interviene en tejidos vinculados al mundo de la construcción civil con técnicas propias de la moda y vestuario, dando cuenta de la relación intrínseca entre la ropa y la arquitectura y produciendo asimismo un desplazamiento de materiales encontrados en el espacio público hacia el interior del espacio expositivo a modo de asentamientos. Es por ello que la instalación está concebida como un site specific para la sala de exposiciones del Espai Jove VLC, dialogando con el espacio y la historia del barrio en el que se ubica, remontándose al antiguo camino de Algirós y al tránsito constante entre el Cabañal y el antiguo cauce del Turia.
En otro trabajo titulado Lost in translation, el artista hace alusión a la obra On Translation: Museum, del artista catalán Premio Nacional de artes plásticas (2005) Antoni Muntadas, para realizar un found footage exhibido en bucle en una pantalla unicanal y videoproyección monofocal que parte de la expresión que da título a la obra y que significa “traducción perdida”. Se refiere aquí a la superabundancia de información en el mundo contemporáneo como bien de consumo y a su condición de mercancía.
El video, de cinco minutos de duración, trata de la desinformación en la sociedad contemporánea a partir de la crisis del COVID-19 y del impacto de las redes sociales frente a los medios tradicionales de información. Su objetivo principal es transmitir bulos acerca del coronavirus que circularon en las redes sociales en los primeros meses de la pandemia para ponernos en alerta sobre la condición “Fake” de nuestra sociedad de la información.
Marina Osca i Redón (España) realiza un trabajo activista bajo el título No a l’ampliació del port (2022), donde parte de la explotación del planeta tierra. En este proyecto colaborativo, la artista utiliza estampaciones de punta seca sobre papel canson para reivindicar la no ampliación del puerto de València, consiste en la construcción de un nuevo muelle para el almacenamiento de contenedores. Este proyecto tendría un impacto medioambiental muy negativo, afectando tanto a las playas más cercanas al puerto, como a la Albufera de Valencia y al sistema comercial de la ciudad.
En este contexto, Marina Osca se pone a disposición de la Comissió Ciutat-Port, formada por diversos colectivos que se han dedicado desde un inicio a intentar frenarlo por todos los medios este proyecto. Mediante distintas estampaciones, la Comissió Ciutat-Port puede hacer uso de estas para cartelería, futuros eventos, etc. que ayuden a parar la ampliación del puerto de Valencia.
En esta misma línea de reflexión acerca del planeta encontramos el trabajo Planeta o barbarie de la artista Irene Monje Martínez quien trata de subrayar pequeños detalles propios de la naturaleza en un contexto de extrarradio de la ciudad. En concreto, la artista quiere activar la conciencia pública para que se pregunten “¿Por qué sangran las plantas? ¿Por qué la naturaleza está muerta?”. La metodología empleada parte de una deriva situacionista en la que se aprecia la naturaleza que brota salvaje en un entorno urbano, rectilíneo y gris para detectar aquellas “emergencias” del propio entorno urbano y “enmarcarlas” mediante intervenciones mínimas que siguen el espíritu micropolítico. De esta forma, la artista propone tomar conciencia de la emergencia climática en nuestra vida cotidiana.
En continuación con esta línea de trabajo de denuncia sobre cuestiones acuciantes relativas a nuestras conductas frente al planeta tierra se encuentra la obra de Paula Navarro Pérez y concretamente su video de 1:54 minutos de duración titulado Cartuchos. Se trata de un proyecto audiovisual que critica la caza en España, donde entre 103.000 y 405.000 aves son capturadas o asesinadas de forma ilegal cada año. En Europa la cifra de muertes de aves se estima en 0,4-2,1 millones por año, lo que también supone un crimen contra la vida animal. En este video, Paula Navarro ha utilizado cartuchos reales recogidos en El Sargal (Jérica) erosionados por el tiempo y mezclados con la tierra para impactar, mediante las huellas de su dolor. Se trata de una denuncia sin sonido pero no muda, que nos hace conscientes de esta problemática del exterminio animal.
Alejandro Nehru Martínez Richart nos presenta su obra Anamorfosis en la sección dedicada al consumo, compuesta por una pieza de videoarte y un collage que buscan el efecto inmersivo a través de imágenes invertidas que incitan a lo sexual.
Como si se tratara de imágenes del inconsciente, el proyecto reflexiona sobre la sobreexposición que tiene la sociedad actual a medios sexuales, distorsionando la visión general del cuerpo y el sexo. Las nuevas tecnologías, internet, y la comunicación en RRSS han abierto un espacio de consumo en el que la propia identidad de nuestros cuerpos se ve cuestionada y también lacerada, a tenor de los comportamientos compulsivos y adictivos expandidos por estas redes de consumo.
Miguel Ángel Tudela es autor de la obra que lleva el título 339 sitios, donde el artista ha utilizado el collage digital a partir de capturas de pantalla para crear un nuevo mapa psicogeográfico personal.
A partir de los recorridos que han quedado guardados en google como un registro permanente desde que la persona acepta los términos y condiciones de uso, Miguel Ángel compara a Google con el temido dragón bíblico el Leviathan de Job, atribuyéndole a esta plataforma una suerte de “violación” de la intimidad individual de cada persona.
La obra explora diferentes fragmentos de la cronología personal propia del artista que se convierte aquí en una cuestión biopolítica, reflexionando sobre el sentido de las propias funciones, el control, el yugo y la normalización de lo inmoral de google a través de estrategias de mapeado y de capturas de pantalla.
Como última artista que expone su proyecto en esta sección emergente, encontramos la obra de la artista argentina Sabrina Ayelen Fonseca; una obra variada y comprometida que tiene como punto de partida las reivindicaciones feministas frente a las brechas de género y la crisis de los cuidados. Así lo muestra en su obra titulada Tío, sabes cuánto ganas (2022), donde hace una incursión muy original al tema de la brecha salarial apelando directamente a un público de sexo masculino, para que tome conciencia de esta problemática.
Cabe destacar también su proyecto participativo ¿Quién limpia lo que ensucias? (2022), donde la artista parte de nuevo de la apelación interrogativa bajo el paraguas de referentes feministas como son las Guerrilla Girls y sus proyectos activistas y de sensibilización. En este proyecto performativo que da lugar a un registro fotográfico realizado durante la Manifestación del 8M Valencia, España, 2022, se trabaja a partir del marco de una sociedad que minimiza las labores de limpieza y de cuidado, mediante la personificación colectiva de los roles y estereotipos de género que se imponen sobre los cuerpos femeninos con respecto a las tareas de limpieza.
Esta performance realizada en el espacio público amplía asimismo la tradición de los proyectos de “mantenimiento” de la artista norteamericana Mierle Laderman Ukeles, quien visibiliza, mediante la limpieza de la ciudad, las labores invisibles que históricamente hemos realizado las mujeres en los espacios privados de la casa. Para Sabrina Ayelen, nos encontramos en un momento en que las mujeres debemos unirnos para denunciar nuestra opresión de género, y por ello es importante el trabajo desde la interseccionalidad, sin descuidar cuestiones como son el color de la piel, la clase social y el género del colectivo de mujeres.
Dando paso ya a la sección que abarca el trabajo de las artistas invitadas, la exposición se nutre de la colaboración de artistas de reconocido prestigio internacional, con las que, en algunos casos, hemos tenido la oportunidad de trabajar en otros proyectos (In-Out House. Circuitos de género y violencia en la era tecnológica, 2012; Women in Work, 2017-18), como es el caso de la artista mexicana Lorena Wolffer o la Colectiva de Arte y Educación chilena Ser & Gráfica.
Encontramos un total de treinta artistas que trabajan de forma individual y/o colectiva en el siguiente listado de participantes: Colectivo investigativo Holos. Lilian Amaral – Líder del colectivo co-investigativo y co-creativo en red iberoamericana (Marcos Umpièrrez, Josep Cerdá, Laurita Salles, Leonardo Gironacci, Ivonne Villamil, Roser Domingo, Roseli Amado S. Garcia, Sissa, Aneleh Batista de Assis, Karla Brunet, Paula Carolei, Luiza Helena Guimarães, Adriana dos Santos Araujo, Andrea Ortega, Regina Carmona, Liliana Fracasso)
(Brasil); Desirée Ferreira (Brasil); Ser & Gráfica. Colectiva de Arte y Educación (Chile); Lorena Wolffer (México); Ana María Millán y Las Andariegas (Alejandra Téllez, Angie Vanessa Álvarez, Erika Vargas, Juliana Rodríguez Alfonso, Natalia González Gil, Vanessa Eslava, Tarsila Beita) (Colombia); y Salomé Rodríguez González (Colombia).
Todas ellas presentan proyectos relacionados con alguna o varias de las categorías de la exposición, y han sido seleccionadas en función de sus aportaciones originales en el contexto de nuestra “comunidad pandémica”, así como también por constituirse en referentes necesarios para el colectivo de artistas emergentes.
Lorena Wolffer trabaja desde hace treinta años como artista y activista cultural, constituyéndose en un referente obligado para la enunciación y la resistencia en la intersección entre el arte, el activismo y los feminismos. Es conocida por sus performances sobre la violencia de género así como por sus más actuales trabajos en red.
En esta exposición presenta su proyecto cadena~de~cuidados, una intervención cultural participativa en línea donde la artista visibiliza el impacto diferenciado del Covid-19 en la vida de niñas, jóvenas
y mujeres, a partir del aumento exponencial de nuestras cargas de trabajo no remunerado en la esfera del trabajo emocional y afectivo. El proyecto, en el que las participaciones son anónimas, se compone de testimonios y enunciados en línea recopilados a través de un formulario que continúa abierto a la participación.
El Colectivo investigativo Holos está liderado por la artista visual, investigadora y comisaria independiente Lilian Amaral. Por su parte, el Colectivo tiene un carácter internacional e interinstitucional, compuesto por artistas investigadoras docentes que trabajan en el ámbito del arte, la ciencia y la tecnología en contexto iberoamericano. Amaral propone para esta muestra una instalación sonoro-visual colaborativa, elaborada en red para su presentación en una pantalla cilíndrica de 25 metros de perímetro y 3 metros de altura. Se trata de un trabajo inmersivo presentado inicialmente en la galería Josep Renau de la UPV, en el contexto del Simpósio Internacional que ha reunido tres eventos Internacionales –SIIMI– Simpósio Internacional de Innovación y Medios Interactivos, el Simpósio de ANIAV – Asociación Nacional de Investigadores en Artes Visuales/ES y Balance UnBalance – Canadá.
La obra se exhibe aquí en el apartado dedicado al Planeta, y trata sobre el calentamiento global y los impactos en los ecosistemas ambientales, sociales y culturales que han impulsado un cambio radical en el modo de pensar, producir y circular conocimiento.
También la artista, fotógrafa e investigadora Desirée Ferreira (1993) procede de Brasil, trabajando en este caso sobre la ocupación y transformación del espacio urbano y abordando temas como la relación de la mujer con la ciudad y el feminismo. En su obra titulada Mapas-Poéticos / Mapas Poéticos / Poetic Maps (2020), Ferreira utiliza la imagen digital para hacerse varias preguntas: “¿Cómo puedo caminar por mi ciudad, Porto Alegre (BR) sin miedo? ¿Cuáles son las formas de abordar visualmente un sentimiento, una sensación, algo intangible?”
A partir de estas preguntas la artista realiza un trabajo de mapeado siguiendo la tradición psicogeográfica del situacionismo, esta vez mediante Google Maps, para comprender los propios caminos que ella misma estaba tomando y transformarlos en Mapas-Poéticos.
En el contexto del arte chileno activista más comprometido nos encontramos con la obra de la Colectiva de Arte y Educación Ser & Gráfica. Ellas son Drina Y Karine, las componentes de @serygrafica, dos mujeres activistas luchadoras feministas, pedagogas e insurrectas disidentes. Su trabajo está basado en la práctica comunitaria enfocada hacia un arte público participativo, que a menudo se proyecta en los espacios de la coeducación y de la manifestación pública. En esta exposición, Pandemic Community, las artistas hacen una incursión en cada una de las secciones propuestas mediante su gráfica colectiva, participando en los aspectos de la generación de mapas, así como también coadyuvando a la interseccionalidad; creando mapas desde una perspectiva de género; apuntando a la crítica feminista al consumo; invocando a la madre tierra y al planeta – la pacha mama; creando redes; y reforzando la posibilidad de una inmunidad comunitaria a través de todas sus acciones.
La artista Salomé Rodríguez es nacida en Cali, Colombia, y reside en Valencia, España. Artista interdisciplinar con formación en Sociología, Artes Visuales y doctorado en Arte público por la UPV, en su trayectoria como creadora destaca su implicación con el conocimiento situado y las metodologías del sur. En concreto, su obra Sin Orden es una instalación compuesta por cuatro fotos analógicas tomadas en un rastro de una zona socialmente vulnerable en la ciudad de Cali-Colombia e intervenidas con textos del Popol vuh y el Timeo para ser instaladas sobre el mapa del mundo invertido, haciendo un guiño a la ya mencionada obra América Invertida, de Joaquín Torres García. Ahora bien, a modo de una cartografía de ficción, la artista nos plantea una relación dialógica a partir de su reflexión sobre las cartografías universales y la influencia que el mapa post-covid está dejando en la humanidad. De esta forma, el archivo anónimo nos indica su necesaria pertenencia al lugar, un lugar que en sí mismo es pura narrativa y que se relaciona de forma global con la situación en la que los medios de comunicación construyen las narrativas sobre la propia pandemia.
Por último nos adentramos todavía más en el contexto del arte colombiano con el trabajo de Ana María Millán y Las Andariegas (Alejandra Téllez, Angie Vanessa Álvarez, Erika Vargas, Juliana Rodríguez Alfonso, Natalia González Gil, Vanessa Eslava, Tarsila Beita). Por una parte la artista Ana María Millán trabaja en proyectos que trazan relaciones entre la política de la animación y la ficción en relación a las culturas y subculturas digitales, la violencia, el género y la propaganda. Por otra parte Las Andariegas desarrollan proyectos comunicativos y educativos desde una cultura de paz y un enfoque
comunitario, popular y del sur.
En el proyecto titulado Las Socias (2019-2021) se trata de un videojuego realizado bajo la dirección de Ana María Millán y Las Andariegas, en el que seis personas viajan por nueve mundos enfrentándose a diversos problemas. Ellas poseen poderes para crear nuevos mundos a través de cuatro elementos: el fuego, el agua, las plantas y la tierra. En este sentido, el videojuego se relaciona estrechamente con la sección dedicada al planeta tierra, donde las mujeres son reivindicadas por su lucha por el buen vivir y la paz. Asimismo, el proyecto desvela nuevas formas de relaciones entre los seres vivos y los ecosistemas en un mundo de ficción que más allá de la destrucción y de la emergencia, busca una relación ecofeminista y armoniosa con la propia vida.
En definitiva, nuestra exposición cuenta con una reflexión en profundidad sobre los temas más candentes en este momento histórico en el que la vida da cuenta de la necesidad de una inmunidad comunitaria a través de prácticas de resistencia para las que el arte se convierte en un aliado y exponente.
Por último, todas las personas artistas presentes en este proyecto, Pandemic Community, tanto las artistas emergentes como las invitadas y consolidadas, tienen en común la preocupación por un arte que va más allá de la estética para hacer de la ética un espacio propio y compartido. Mediante sus proyectos de arte público; videoarte; performance; transmedia; instalación; intervención participativa; talleres; gráfica; fotografía; escultura y objetos; nos demuestran que la comunidad pandémica o post pandémica, como muchas gustan nombrar, conecta nuestros cuerpos y también nuestras sensibilidades en una reflexión comunitaria y artística traspasando fronteras y límites.
Agradecimientos
Esta exposición, Pandemic Community / Comunidad Pandémica, 2022, al igual que las dos anteriores que configuran la trilogía (Pandemic House / Hogar Pandémico, 2020 y Pandemic City / Ciudad Pandémica, 2021), ha sido posible gracias al esfuerzo continuado de las artistas presentes en la muestra, a sus reflexiones y a su praxis. Ellas son el motor de esta iniciativa.
Asimismo, debo agradecer a la artista y gestora cultural Roser Colomar su colaboración en este proyecto mediante el taller impartido.
Por último, gracias a la Universitat Politècnica de València y en especial al Área de la Casa del Alumno, a su dirección Ximo Mora y al Vicerrectorado de Estudiantes y Emprendimiento de la UPV por su apoyo y confianza.
TALLER
INMUNIDAD – COMUNIDAD
IDENSITAT conjuntamente con el Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana activan la tercera edición del programa Estéticas Transversales mediante acciones de producción y experimentación junto con espacios artísticos y entornos educativos donde combinar prácticas artísticas y espacios sociales en contextos específicos de València, Castelló y Alicante. Bajo el título INMUNIDAD – COMUNIDAD se llevan a cabo tres proyectos que combinan la mediación, la investigación y la producción así como un taller en colaboración con la asignatura de Tácticas de intervención del arte público, del Grado en Bellas Artes de la Universidad Politécnica de València. El programa se llevará a cabo durante el 2022 y principios del 2023, y forma parte a su vez del proyecto europeo Who Cares?
Estéticas Transversales es un programa de investigación y experimentación en el cruce entre arte, mediación y espacio social. Un lugar de confluencia entre las prácticas artísticas como espacio de investigación crítica; las acciones de mediación como espacio de producción de contenido, de interacción y de transferencia de aprendizajes; y el contexto como espacio de relación entre una temática de trabajo y un determinado espacio social activo alrededor de ella.
El marco del programa plantea trabajar a partir de las tensiones, paradojas o conexiones que se generan entre los términos Inmunidad y Comunidad. Habitualmente el concepto de comunidad se utiliza para poner en valor un grupo de personas que comparten elementos que les otorgan una cierta especificidad, ya sea la identidad, el lugar, la ideología, las creencias, u otros elementos de pertenencia a un colectivo (o grupo de personas) que mantiene lazos de conexión entre ellas y que por una razón u otra, los hace diferenciables en relación a los otros, pero también les une, les fortalece y les inmuniza.
En este sentido, el concepto de inmunidad reaparece con fuerza en este contexto específico de pandemia, y se relaciona con la comunidad puesto que hace referencia a aquello que la protege de lo que una comunidad identifica como amenazante o peligroso. Desde esta perspectiva, la comunidad y la inmunidad forman un conjunto que se repliega sobre sí mismo, tratando de instaurar protección y aislamiento para evitar todo tipo de contagio externo, ofrecer vínculos, relaciones de proximidad y organización frente a una amenaza, pero también, puede instaurar frontera, rechazo o miedo a la alteridad.
Ambos conceptos son tratados por Roberto Espósito[1], en una dirección que nos interesa retomar para adaptarlos a este proyecto. Según este autor, atendiendo a la raíz etimológica de la palabra y poniendo en cuestión el componente neoconservador y negativo que conllevan, plantea que la comunidad abre, expone, vuelve al individuo hacia su propio afuera, lo libera hacia su exterioridad. No es el lugar de la identidad, de la pertenencia, de la apropiación, sino, por el contrario, de la pluralidad, de la diferencia o de la alteridad. La inmunidad, según Espósito, repliega al individuo en sí mismo, lo recluye en su propia piel, reconduce el afuera hacia el adentro, lo elimina en cuanto afuera.
En un contexto como el actual la inmunidad se percibe como el objetivo general, como la cura globalizada que debe preservar las distintas comunidades de los contagios. Y esto se extiende más allá de lo sanitario, se instaura como políticas que reafirman los territorios nacionales, barriales, domésticos. Las tecno-políticas de la inmunidad y el miedo contribuyen a generar comunidades cerradas que propician la desigualdad.
Pero también, en esta tensión, se abren otras dimensiones del concepto comunidad, donde se generan comunidades de saberes relacionados con la ecología, con archivos disidentes, memorias locales, comunidades virtuales, comunidades interespecie, y un largo etcétera, donde la comunidad se vuelve casi una militancia; la resistencia y la supervivencia supone, precisamente, afianzar su dimensión comunitaria para inmunizarse ante la globalidad.
La filosofía de este proyecto opera bajo la premisa de imaginar posibles futuros donde el cuidado propio y mutuo o el cuidado de nuestro entorno se sitúan en primer plano, para una mejora de las relaciones subjetivas, y una recuperación de la comunidad como res pública, como espacio de lo común, de afectividad y de aprendizaje, identificando los peligros de convertirse en un entorno de diferencia y/o de exclusión. Es desde esta perspectiva que planteamos un espacio de trabajo crítico, problematizando los conceptos comunidad e inmunidad, como metáfora del flujo de conexiones con el dentro y el afuera, con el nosotrxs y lo otro, como espacio de apertura y puntualmente de desborde, donde el contagio permite también incorporar nuevos organismos extraños, sobrevivir a ellos y reencontrar el equilibrio que contribuya a recuperar la sociabilidad, especialmente este contexto de pandemia.
Si la materia prima de la vida social es la sociabilidad interactiva co-presencial[2] ahora hemos aprendido a convivir en un régimen donde esta interacción co-presencial está sometida a la estrategia del aislamiento y la construcción de la comunidad burbuja. Esta relación fructífera y encontrada entre comunidad, inmunidad, nos anima a abrir esta convocatoria a proyectos que planteen respuestas creativas a la complejidad de este planteamiento, que es a la vez la complejidad de nuestra contemporaneidad más reciente.
En el marco de este proyecto y tomando la temática de las tensiones y conexiones entre Comunidad e Inmunidad, se invita a Mau Monleón Pradas, artista, comisaria y docente de la asignatura «Tácticas de intervención del arte público» del Grado en Bellas Artes de la Universitat Politècnica de València, a participar en un taller coordinado por Roser Colomar de Idensitat, llamado Pandemic Community, donde abordar junto con las alumnas y alumnos de esta signatura algunos de los conceptos clave que atraviesan el proyecto, como son comunidad, cuidados o las estrategias o redes que establecemos para inmunizarnos ante una nueva realidad marcada por el miedo al contagio, la distancia social o el aislamiento.
La situación derivada de la COVID 19 ha imposibilitado que la comunidad artística pueda juntarse en sus espacios históricos de encuentro: inauguraciones, festivales, salas de teatro y cine, acciones colectivas… En una ámbito como el arte, donde la dimensión relacional es tan importante para la creación de vínculos laborales y personales, para el apoyo mutuo entre artistas y su red de producción, incluso para aristas cuya metodología se basa muchas veces en la colaboración, ¿Qué ocurre cuando la inmunidad y el peligro al contagio fragmenta la comunidad artística? ¿Cómo podemos reinventar espacios comunitarios para lxs artistas y agentes culturales donde inmunizarnos ante esta situación y podernos seguir relacionando como sector? ¿Cómo imaginar espacios para nuestro encuentro y relación en este nuevo contexto presente? ¿Es esta clase, de esta asignatura, una posible oportunidad para generar una comunidad artística y producir desde este punto de partida en medio de todo este caos?
Durante los años 90 centenares de personas vivían una de las situaciones de emergencia sanitaria (y desamparo institucional) más grandes de nuestra historia reciente: el VIH. Un virus que atacaba fuertemente a los cuerpos, a las posibilidades de afecto, y que además, sirvió como estigma hacia la comunidad LGTBI así como de carta blanca para generar muchas de las narrativas de la higiene de clase y género, vinculadas también a conceptos de Comunidad Inmunidad. En medio de ese contexto, algunos artistas realizaron icónicas piezas de arte donde denunciaban el desamparo institucional, la falta de recursos para sostener sus condiciones de salud y visibilizaban las redes de apoyo y cuidados que surgían entre familiares, amigas y amigos y miembros del colectivo LGTBI ante el abandono y el estigma de una sociedad en plena expansión capitalista.
La performance Carring de Pepe Espaliú (3) fue uno de los ejemplos más interesantes en ese sentido; una acción de gran belleza y fuerza que nos sirve en este taller como ejemplo de acción artística donde se aprecian claramente estos conceptos. El artista es transportado por parejas de amigos y conocidos desde la puerta del Congreso de los Diputados al Museo Reina Sofía, dos de las instituciones que como artista y como ciudadano le atraviesan en su situación de vulnerabilidad y exclusión a causa del VIH. Un kilómetro en total que Espaliú repitió en Madrid y en San Sebastián, donde además se establece un juego de sonoridades entre los conceptos sostener (carrying) y cuidar (caring), y donde el artista visibiliza y pone en valor la labor de la red de cuidados, el soporte afectivo y la carga emocional sostenida por su comunidad ante la falta de una respuesta institucional a esta crisis.
Así pues, el objetivo de este taller es proponer gestos o ejercicios mínimos desde nuestras prácticas artísticas que expandan el sentido de comunidad / inmunidad para abrir una vía donde repensar las palabras comunidad-inmunidad más allá del sentido pandémico, donde el distanciamiento social, la individualización, la desocialización, el aislamiento comunal, el incremento de la tecno-presencialidad, el miedo al contagio, o el deseo de alcanzar la inmunidad han reaparecido en nuestras relaciones como comunidad artística, con las otredades, y también, con nuestros propios cuerpos.
En esta práctica las alumnas identifican algunos espacios presenciales o virtuales que han sido claves en sus comunidades artísticas desde 2020 hasta hoy, comunidades que hayan creado ellas y ellos o que les hayan sostenido durante estos dos años. El taller ha contado con distintas iniciativas vinculadas a la imagen, al vídeo, audio audio, a acciones performativas o a la activación de un espacio público.
Participan: Mau Monleón Pradas, docente de la asignatura, artista y comisaria, con las alumnas: Marina Osca i Redón, Paula Navarro Pérez, Alejandro Nehru Martínez Richart, Miguel Ángel Tudela, Antonio Martínez Gallego, Sabrina Ayelen Fonseca, Sandra Jover Ruano, Irene Monje Martínez and Pia Altmann.
COMISARIA
TALLER INVITADA
DIRECTORA CREATIVA EN DISEÑO WEB
María Esteve Trull
DESARROLLO WEB
Cosmo Cortés López
COMUNIDAD
TÁCTICAS PANDÉMICAS
Créditos
Tácticas pandémicas: https://tacticaspublicas.wordpress.com/ tacticaspublicas@gmail.com
Casa del Alumno · Tel. (+34) 963879407 · casalum@upv.es
Universitat Politècnica de València © 2022 · Tel. (+34) 96 387 90 00 · informacion@upv.es
Colabora:
ACVG Arte Contra Violencia de género
www.artecontraviolenciadegenero.org
artecontraviolenciadegenero@gmail.com
*Varias de las publicaciones nombradas en estos texto se pueden descargar aquí*