Armenia/Azerbaijan (Serie Covalent bonds)
fotografía digital impresa perforada por clavos
2022

Un enlace covalente (covalent bond) es una conexión química de intercambio de pares de electrones entre átomos. Dicha conexión permite a cada átomo alcanzar una capa de valencia completa y su consecuente estabilidad electrónica. El enlace covalente representa una unión entre entidades distintas que forman una nueva individualidad mantenida por este intercambio químico constante. 

La frontera es un espacio compartido entre dos o más países y puede ser impuesta tanto por un límite geográfico cuanto por entidades políticas tales como gobiernos y estados soberanos. Su establecimiento refleja la complejidad de los intercambios entre realidades político-culturales distintas por medio de la guerra, la colonización o acuerdos mutuos de delimitación de límites.

Como un enlace covalente, la frontera permite un intercambio entre fuerzas de realidades distintas que entran en equilibrio. A lo largo de la historia, ella ha sido testigo de los flujos migratorios motivados por la guerra, las hambrunas, la peste y este incesante ímpetu humano de ir más allá de los límites del espacio visible. En el mundo contemporáneo y bajo la lógica del capital, los flujos migratorios están permeados también por las necesidades de la producción. 

La frontera se erige en el medio geográfico como un accidente, casi una ilusión óptica en el paisaje circundante. Vista desde satélite, es todavía más evidente su artificialidad en el contexto en que se inserta. Las imágenes de satélite reflejan la uniformidad del espacio circundante a los lados de la frontera y la interrupción a modo de espejismo que esta provoca en el paisaje: la frontera no fragmenta solo el territorio, sino también la vida y los cuerpos de los que habitan a su alrededor, creando un complejo nudo de relaciones permeadas por su presencia omnipresente. 

Covalent bonds reivindica la materialidad de la frontera desde la inmaterialidad de la imagen. La frontera es esta línea abstracta, por veces sin cualquier conexión con el espacio geográfico, que divide realidades siempre confrontantes por su contigüidad y permeabilidad. Objeto de atracción y repulsa, la frontera ha sido a lo largo de la historia cuestionada, atacada, rediseñada y marcada en el cuerpo y mente de aquellos que se atrevieron a cruzarla. Penetrarla es un gesto simbólico de ocupación y confrontación de uno consigo mismo desde la imagen proyectada en el otro.